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Literatura

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En el siglo XVI, el interés por la historia de Cerdeña y sus antigüedades despertó la curiosidad de los estudiosos sardos, como lo demuestran las obras de Sigismondo Arquer y Giovanni Francesco Fara, quienes, en primer lugar, propusieron una reflexión sobre Cerdeña y su pasado, proporcionando, al mismo tiempo, un importante testimonio sobre la sociedad de su tiempo.
Antonio Lo Frasso, por otro lado, representa toda la complejidad del multilingüismo sardo de la época, utilizando el castellano, el catalán y el sardo, mientras que Pietro Delitala se aparta de los autores de la misma época porque eligió la lengua italiana, o mejor dicho, la Toscana, en un momento en que esta expresión estaba casi completamente abandonada en Cerdeña.

En el siglo XVII, Cerdeña, ahora completamente hispanizada, vio la incisiva afirmación de la lengua y la cultura castellanas. Una excepción es la obra de Francesco Vidal, que demuestra con su interés por la lengua sarda que existían en la isla corrientes culturales que, de alguna manera, contrarrestaban la hispanización total de las clases dominantes. El poeta barroco Giuseppe Delitala y Castelvì, por su parte, está perfectamente integrado en la cultura española y con sus obras demuestra ser un notable poeta sardo en lengua castellana.

El siglo XIX representa un momento fundamental para la cultura sarda. Es, de hecho, el período en el que muchos viajeros visitan Cerdeña y publican los relatos de estos viajes, el más conocido de los cuales es el publicado en 1826 por Alberto Ferrero della Marmora.
Durante el siglo, Francesco d'Austria-Este, Alphonse de Lamartine, Antonio Bresciani, Emanuel Domenech, Carlo Corbetta, Charles Edwardes, Francesco Aventi, Gaston Vuillier y Gustave Jourdan visitaron Cerdeña.

El nuevo siglo comienza con una tendencia hacia la transformación de las estructuras de la sociedad sarda. El poeta Sebastiano Satta y el escritor Enrico Costa ganan una posición de liderazgo, quienes lograron éxitos italianos y europeos, sumándose al gran debate de la cultura internacional.
La concesión del Premio Nobel a la escritora nuoro Grazia Deledda, en 1926, consagra definitivamente el valor y la originalidad de la literatura sarda.

Desde principios del siglo XX, se han producido numerosos viajes de académicos, periodistas y escritores, que viajaron a Cerdeña y luego publicaron reportajes sobre sus viajes. Entre ellos, Annibale Grasselli Barni, Gino Bottiglioni, Giulio Bechi, J.E. Crawford Flitch y Max Leopold Wagner.
En este siglo, junto a la cultura literaria, debemos recordar la cultura política con personajes de gran valor como Emilio Lussu y Antonio Gramsci.

La posguerra representa un punto de inflexión, en el que los intelectuales sardos son conscientes de que se enfrentan a un punto de inflexión histórico representado por el fin del aislamiento y la entrada de Cerdeña en la llamada «aldea global». Estas transformaciones las sienten hombres de cultura y escritores como Salvatore Cambosu, Giuseppe Dessy, Salvatore Satta y, en los últimos años, Sergio

Atzeni.

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