Arquitectura gótico-italiana

La caída del magistrado de Cagliari en manos pisanas, en 1258, es la premisa histórica para la construcción de la catedral de Santa María y las murallas del barrio de Castello, que finalizó en 1305-07 con las torres de San Pancrazio y el Elefante, diseñadas por Giovanni Capula y que aún se conservan.

La fase final de la arquitectura sarda medieval está dominada por la afirmación y la difusión de la lengua gótica. Sin embargo, la peculiaridad de la historia de la isla exige distinguir entre el gótico italiano, que se practicó en el siglo XIV como una evolución natural de la arquitectura románica, y el gótico catalán, introducido por los conquistadores aragoneses.
Desde mediados del siglo XIII, la presencia de los franciscanos ha determinado la introducción en Cerdeña de tipos arquitectónicos y decorativos vinculados al gótico italiano.

Entre los edificios más importantes del gótico italiano, destaca la catedral de Cagliari, que conserva gran parte del crucero añadido a principios del siglo XIV y, entre otras cosas, alberga el «Pérgamo de Guillermo», una obra maestra de la escultura románica europea.

En 1323 el infante Alfonso desembarcó en la isla y, en 1326, la rendición del castillo de Cagliari en manos aragonesas determinó el fin de Pisa en Cerdeña. Durante los años del asedio, se construyó el santuario de Nuestra Señora de Bonaria, la arquitectura gótico-catalana más antigua de la isla, imitada por la capilla de Santa Ágata del Palacio Real de Barcelona.

Tras la caída de Castello, en la catedral de Santa María se construyó la capilla gótico-catalana a la derecha del altar, con el escudo aragonés: es el signo de la toma de la ciudad, seguida de la larga guerra con la Arborea, destinada a terminar solo en 1478, con la conquista aragonesa y con la catalanización cultural y artística de toda

Cerdeña.