En 1323, el infante Alfonso de Aragón desembarcó en Cerdeña para materializar la infidelidad que quería el papa Bonifacio VIII en favor de Jaime II de Aragón, con la creación en 1297 del «Regnum Sardiniae et Corsicae» y su concesión al soberano aragonés. Fue el comienzo del proceso de catalanización de Cerdeña, destinado a tener lugar durante el siglo XV.
En 1323, el infante Alfonso de Aragón desembarcó en Cerdeña para ejecutar el acto de infidelidad deseado por el papa Bonifacio VIII en favor de Jaime II de Aragón, con la creación en 1297 del «Regnum Sardiniae et Corsicae» y su concesión al soberano aragonés.
Primero, la ciudad de Villa di Chiesa (Iglesias), y luego, en 1326, el castillo de Cagliari fueron conquistados a expensas de los pisanos.
Un núcleo de resistencia a la conquista de la isla está formado por los señores pisano-genoveses de las familias Doria y Malaspina y el Giudicato di Arborea, con quienes Aragón libra una larga guerra, de la que no salió victorioso hasta 1410.
A partir de este momento, la Península Ibérica constituirá el principal punto de referencia para la isla, en particular para Cataluña, tanto desde el punto de vista político y administrativo (de hecho, las principales instituciones catalanas se importan a Cerdeña) como desde el punto de vista cultural. Pero solo en Cagliari se produce una ruptura brusca con la cultura italiana, mientras que en la corte arborense y en el resto de la isla el cambio es más gradual.
En 1479, el soberano Fernando II (1479-1516) promulgó una serie de reformas institucionales destinadas a transformar la Corona de España en un gran estado europeo. Su plan de homogeneización cultural también incluye la promoción de nuevas fábricas que darían testimonio de la nueva unidad nacional a través de una riqueza monumental y exorativa. Así se configura un gusto artístico, llamado de los reyes católicos, en el que se fusionan los estilos gótico, mudéjar y renacentista.
En Cerdeña, sin embargo, no hay evidencia inmediata de la nueva política artístico-cultural: el gótico en su sentido insular continuó caracterizando al menos hasta el siglo XVII tanto la arquitectura religiosa como la civil, coexistiendo, desde finales del siglo XVI, con la nueva ideología renacentista importada por la Compañía de Jesús (en la isla desde 1559) y los ingenieros militares y en línea con las directrices artísticas de Felipe II (1556-1598). De hecho, con el heredero de Carlos V, se completó finalmente el proceso de hispanización de la isla: a nivel artístico, se produjo una síntesis formal, con el llamado estilo plateresco, entre el gótico y el clasicismo, que caracterizaría la arquitectura local hasta finales del siglo XVII.
Nel 1297 il papa Bonifacio VIII istituì ex novo il "Regnum Sardiniae et Corsicae" infeudandolo al sovrano d'Aragona Giacomo II. La conquista territoriale della Sardegna ha inizio però soltanto nel 1323 con lo sbarco dell'esercito aragonese, comandato dall'infante Alfonso, nel golfo di Palma di Sulcis. L'occupazione del territorio avviene con lentezza, ma capillarmente.Nel 1324 viene conquistata Villa di Chiesa (poi Iglesias) e nel 1326 Cagliari. A partire da questa data e fino al 1479, anno in cui i sovrani Ferdinando d'Aragona e Isabella di Castiglia costituiscono la Corona di Spagna, l'isola viene gradualmente inserita in un'area culturale, oltre che geografica, diversa dal precedente contesto, caratterizzato dalla contrapposizione fra i giudicati autoctoni e le repubbliche marinare di Pisa e Genova.L'assetto amministrativo del territorio, che rientrava in un più ampio disegno di ristrutturazione socio-economica, subisce radicali mutamenti, in primo luogo la ripartizione in feudi finalizzati a ricompensare i nobili catalani che avevano partecipato alla conquista. Le grandi città vengono sottoposte all'autorità regia e ricevono gli stessi privilegi di Barcellona.Il piano è ostacolato dalla resistenza opposta dai feudatari presenti prima della conquista (i Doria e i Malaspina) e dal giudicato di Arborea, unico regno autoctono sardo sopravvissuto fino al 1410.Si interrompe in tal modo il filo diretto che congiungeva la Sardegna alla penisola italiana e, pur non scomparendo del tutto i prodotti toscani e liguri, le correnti di traffico tra Catalogna e Sardegna determinano il configurarsi di nuovi assetti socio-culturali. Vengono accolti il lessico catalano e le espressioni artistiche, in particolare le formule gotico-catalane che si radicheranno nel gusto isolano tanto da venir riproposte fino al Seicento.
Leer todo
Comentario