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El vestido de novia tradicional de Osilo

El vestido de novia tradicional de Osilo

El vestido de novia tradicional de Osilo

El vestido de novia Osilese es uno de los más ricos y estéticamente sugerentes de todo el paisaje tradicional sardo. El ejemplar descrito, que data de finales del siglo XIX, pertenece al ISRE (Instituto Etnográfico Regional Superior) y se exhibe en el Museo del Traje de Nuoro.

Al igual que otros vestidos inaugurados con motivo de la boda, también estaba reservado para otras ocasiones de gala.

Se trata de un tipo de ropa confeccionada con tejidos preciosos como el satén de seda y el terciopelo de seda (terciopelo). También abunda en motivos florales bordados con hilos de seda policromados y oropel dorado y plateado.

Uno de los detalles más característicos es el conjunto de dos tocados. El primero es un velo de tul blanco bordado, dispuesto de forma que enmarca el rostro y desciende hasta cubrir parcialmente el pecho. Sobre este primer elemento se superpone el característico manto de terciopelo rojo con forma de semiluna, por casualidad, rematado con un gran marco de satén blanco bordado con hilos de seda con flores de varios colores y bordeado con un terciopelo beige.

La chaqueta, llamada su grupitu, está confeccionada en terciopelo rojo y se cierra en la parte delantera con botones automáticos. Los largos puños bordados cuelgan a modo de butonera, una hilera de diez u once botones de filigrana plateados a cada lado.

El busto (s'imbustu), de satén blanco bordado con hilos dorados, se endurece gracias a la inserción de lamas de palma y dos pequeñas lamas de hierro en los laterales. En la parte delantera está atado con un sistema de cintas de raso.

La falda (solapa) está hecha de terciopelo rojo granate, rizado en la cintura. En la parte inferior, tiene un gran volante de satén blanco, bordado con hilo de seda con motivos fitomórficos, similares al manto.

El tipo de ropa descrito anteriormente impresionó enormemente a los viajeros que visitaron la isla en el siglo XIX. Entre ellos, el jesuita Antonio Bresciani, quien, en la obra titulada «De las costumbres de la isla de Cerdeña comparadas con las de los pueblos orientales muy antiguos» (1850), vio «las vestimentas de los siglos X y XI con sus vendajes en la cabeza, y con el tema de las abadesas [...] de los claustros».

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15/5/2024 - 14:32

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