La historia de la presencia humana en Cerdeña comenzó en el Paleolítico Inferior, como lo demuestra el descubrimiento de objetos de piedra que datan de hace entre 450.000 y 120.000 años. Nos referimos, como es evidente, a tiempos muy remotos. Por lo tanto, parece intuitivamente comprensible las dificultades a las que se enfrentan los estudiosos al tratar de encontrar fósiles humanos que se remontan a este período (si no a eras anteriores) y que, por su propia naturaleza, están sujetos a una rápida descomposición orgánica. Esto también se aplica a cualquier herramienta hecha de madera o hueso, destinada (con raras excepciones) a desaparecer en poco tiempo. Por esta razón, los estudiosos deben tener mucho cuidado de no caer en el error de sobreestimar la importancia de los hallazgos líticos (es decir, de piedra), mucho más resistentes que otras categorías de hallazgos y, por lo tanto, más fácilmente presentes en los depósitos arqueológicos. Este argumento también se aplica a Cerdeña. Los «objetos» más antiguos encontrados, de sílex y cuarcita, provienen de la parte norte de la isla, de la región de Anglona, y pueden clasificarse, desde un punto de vista tipológico, en las industrias líticas clasificadas con los nombres de «clactonianas» y «tayazianas». La expresión «industria de la piedra» hace referencia al conjunto de técnicas y actividades mediante las cuales un grupo humano transforma las materias primas para obtener objetos. Estos hallazgos provienen de las ciudades de Giuanne Malteddu, Interiscias, Laerru, Preideru y Rio Altana. Se trata de unos seiscientos objetos, entre picos, quemadores, ralladores, púas y raspadores. Sin embargo, la ausencia de hallazgos óseos humanos y de datos florofaunísticos hace que sea particularmente difícil reconstruir esta fase de la prehistoria sarda. Este tipo de artefactos deberían haber sido producidos por individuos pertenecientes a la especie «Homo erectus», una de las que forman el género «Homo», al que también pertenecemos nosotros, los hombres modernos. Merece destacarse el descubrimiento que tuvo lugar en Logudoro, en la cueva Nurighe de Cheremule, de una falange humana completa con el pulgar. La datación propuesta para este importante hallazgo óseo es de entre 250 000 y 300 000 años antes de Cristo.
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Autor : Buora, Maurizio
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