En Cerdeña, las operaciones de la Segunda Guerra Mundial terminaron efectivamente con el armisticio del 8 de septiembre de 1943 y con el paso de las tropas alemanas a Córcega. La llegada de los aliados (alrededor de mediados de septiembre de 1943) y el nombramiento en enero de 1944 del general Pietro Pinna como Alto Comisionado para Cerdeña marcaron una brecha clara en comparación con el período anterior a la guerra.
Los bombardeos que afectaron a la isla entre noviembre de 1942 y mayo de 1943, que afectaron no solo a objetivos militares sino también a civiles, causaron grandes daños en barrios enteros de las principales ciudades (Cagliari, Alghero, Olbia, Sant'Antioco, Arbatax, Porto Torres) y en varios lugares del interior.
La situación se agravó aún más por la falta de conexiones con el resto del país y por la escasez de materiales y mano de obra.
Si bien la guerra continuó en el resto de Italia hasta abril de 1945, había llegado el momento en la isla de reflexionar sobre el renacimiento vinculado al deseo de volver a empezar.
Una primera señal de este nuevo espíritu fue la inauguración, en agosto de 1944 en Cagliari, de un espacio de entretenimiento al aire libre, el «Cinegiardino».
El debate, al principio de carácter exclusivamente teórico (por falta de recursos) y luego también y sobre todo práctico, se centró en la necesidad de dar prioridad a las inversiones en la construcción de obras públicas, entendidas como bienes de capital, más que en viviendas, consideradas más bien de consumo.
El tema se abordó por primera vez de manera orgánica, con respecto a toda la nación, en 1948, cuando la revista «Modern Building» publicó un número monográfico «dedicado a una encuesta regional sobre la reconstrucción». Con la contribución de varios arquitectos e ingenieros, se hizo un balance de la situación, analizando los problemas de la recuperación de los edificios, agravados por una situación económica desastrosa, así como por la continuación de los desequilibrios sociales, aún más relevantes ante la necesidad percibida de una mejora en la vida.
Específicamente de Cerdeña, y de Cagliari en particular, estos problemas fueron recordados por el arquitecto Salvatore Rattu, quien expuso los méritos de una reconstrucción precipitada y casi totalmente negativa, afirmando la necesidad de aprovechar al máximo la oportunidad que ofrecen los daños sufridos para establecer una nueva red de carreteras y crear una nueva ciudad que satisfaga las necesidades de la vida moderna.
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Año : 1977
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