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Pintores y escultores en busca de la identidad sarda

Pintores y escultores en busca de la identidad sarda

Pintores y escultores en busca de la identidad sarda

Durante el siglo XX, una nueva visión de la isla, desarrollada por escritores y artistas en paralelo con la cronológica y figurativa de los «viajeros», fue la base de la celebración de los valores nativos, de la nostalgia por lo primitivo, que se fusiona con el mito de la tierra incontaminada y la autenticidad del pueblo sardo, en contraposición a la aprobación abrumadora impuesta desde fuera y por la contemporaneidad.

Tal lectura encuentra crédito y se afirma, al fin y al cabo, no solo en los círculos intelectuales y políticos que durante el siglo XX dieron origen a la ideología separatista, a los diversos movimientos independentistas y al Partido de Acción de Cerdeña, así como a las pruebas literarias de cierta profundidad, como las poéticas de Sebastiano Satta y la narrativa de Grazia Deledda, así como a diversas y dudosas operaciones que desconcertan a los «personajes originales». de la historia y la cultura sardas, pero también en el campo artístico, en términos de un momento histórico y proceso que se define acertadamente como la «invención de la identidad».

Junto a la modernidad, comparada con los tiempos, del escultor Francesco Ciusa (Nuoro 1883-Cagliari, 1949), cuya estatua de yeso «La madre de los muertos» ganó el primer premio en la Bienal de Venecia de 1907, el crítico historiográfico más sabio ha destacado acertadamente el papel desempeñado por la ilustración y el grabado [en la cristalización de un lenguaje figurativo de la marca gráfica, todo ello basado en la evidencia de la línea y en el valor constructivo del color o la nitidez]. contrastes, gracias a la obra de artistas como Giuseppe Biasi (Sassari 1885-Andorno Micca 1945) , Filippo Figari (Cagliari 1885-Roma 1974) y Mario Delitala (Orani 1887-Sassari 1990), cuya formación y debut se sitúan, no en vano, en este ámbito específico de expresión.

Sin embargo, se puede decir que se ha subestimado la que, una vez más a la luz de las constantes dinámicas históricas del arte insular, se ha subestimado la que se basa en la importación de registros figurativos que en realidad se elaboran en la isla, pero por artistas cuya formación y lenguaje derivan de diferentes áreas geográficas de la situación cultural europea. El acento recae en particular en la presencia de dos artistas españoles, Eduardo Chicharro Agüera y Antonio Ortiz Echagüe, en la primera década del siglo XX en áreas y centros del interior de Cerdeña, de donde extrajeron las formas realistas y los motivos etnográficos de un repertorio icónico destinado a constituir un «modo» específico de la identidad artística sarda. En concreto, la segunda se atribuyó en 1908 a la creación de una amplia y sugerente escenografía grupal, sobre el lienzo «La fiesta de la hermandad de Atzara», hoy en el Museo de San Telmo de San Sebastián (País Vasco), todo resuelto al borde de la evocación de un entorno de pueblo retratado según los cánones del diseño de vestuario ibérico. Algunos de los pintores isleños más sensibles al principio tenían que conocer y apreciar al menos esta obra española, aunque solo fuera por su presencia en la Exposición Internacional de Múnich de 1909 y por su amplia difusión tras su reproducción en revistas de gran circulación incluso en los circuitos intelectuales de Cerdeña.

Si solo es posible captar una reflexión lejana, como una sugerencia directa para evocar los valores autóctonos del pueblo sardo, en el «Gran festival country» pintado por Giuseppe Biasi de Sassari en 1910-11 según un enfoque lineal-cromático con una marca secesionista, la presencia en Múnich de Filippo Figari en 1909 confirma la hipótesis y brinda más de una oportunidad para leer el siguiente giro, impresa por el pintor de Cagliari en su producción, desde la inserción inicial en el concentrado clima artístico monacense hasta la abandono del lenguaje gráfico secesionista en favor de una celebración más eficaz y colorida, aunque oleográfica, de las glorias de la «vida sarda» en los lienzos del ciclo «El amor en Cerdeña», pintado entre 1912 y 1914 para el salón de bodas del Palacio Cívico de Cagliari.

MONOGRAFÍAS DE M. G. Scano y Antonio Ballero.
Nuoro, Ilisso, 2004 (Los maestros del arte sardo; 6); G. Altea, Giuseppe Biasi.
Nuoro, Ilisso, 2004 (Los maestros del arte sardo; 1); G. Altea, Francesco Ciusa.
Nuoro, Ilisso, 2004 (Los maestros del arte sardo; 3); M. L. Frongia, Mario Delitala.
Nuoro, Ilisso, 2004 (Los maestros del arte sardo; 7); G. Murtas, Filippo Figari.
Nuoro, Ilisso, 2004 (Los maestros del arte sardo; 2); M. G. Scano, Felice Melis Marini.
Nuoro, Ilisso, 2004 (Los maestros del arte sardo; 9).

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25/9/2023 - 16:16

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