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La isla de las vacaciones

La isla de las vacaciones

La isla de las vacaciones

El auge turístico en Cerdeña está representado por el «caso Costa Smeralda» que, en un área que se extiende por unos 50 km entre Arzachena y Olbia, ha desencadenado un mecanismo de transformación total de los lugares deshabitados que, por sus consecuencias, corresponde a las de la remediación de Sassu y la fundación de Carbonia durante los veinte años.

En 1962, se creó el «Consorcio Costa Smeralda», que, mediante las estrictas normas dictadas por el Comité Interno de Arquitectura, pretendía salvaguardar las características arquitectónicas y la ubicación de los edificios de acuerdo con una homogeneidad de intervención, compartida y llevada a cabo por el Ayuntamiento de Arzachena. Este programa provocó repetidos conflictos con la Región Autónoma de Cerdeña y las entidades estatales en un intercambio recíproco de responsabilidades. Se optó por antropizar las costas con edificios cercanos al mar que cambiaran irreversiblemente la estructura territorial, en detrimento de la implicación turística de los centros rurales preexistentes.

Todo el plan se inspiró en el arquitecto Luigi Vietti, quien inventó el nombre de Costa Smeralda, inaugurando una serie de nuevos topónimos que más tarde se hicieron muy conocidos. Su primer asentamiento fue Porto Cervo, que, a partir del hotel, tenía un diseño urbano centrado en una plaza, como en un pueblo medieval, pero con la variante de que el sitio central (físico y simbólico) asignado a la iglesia pasara a tiendas y lugares de reunión, nuevos puntos de referencia y uso de la sociedad que frecuentaba la costa.

El tipo de arquitectura elaborada dio origen al llamado estilo mediterráneo, basado en formas simples, volúmenes obvios y yesos transparentes. Es una arquitectura ecléctica, que toma prestados algunos elementos de la tradición sarda, los retoma y, sobre todo, los repite para reducir la eficacia del impacto visual. De hecho, no faltan detalles y acabados como el enlucido con polvo de granito, las vigas de enebro, las baldosas sardas (pero apoyadas sobre capas de revestimiento de poliéster), las piedras secas, que evocan un «Mediterráneo mítico» cuyo éxito ha provocado una degeneración de la arquitectura en pueblos y asentamientos especulativos.
Estas elecciones elitistas, que difuminaron la línea entre la propaganda y la realidad y, al mismo tiempo, alcanzaron soluciones de alto nivel, como las que se encontraron en los primeros asentamientos, ayudaron a dar una imagen ambigua de la tradición sarda más que a su comprensión y reutilización.

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20/9/2023 - 11:44

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